AYER HABLÉ DE TI
Ayer, sí, hablé de ti Tu rostro difuso volaba como humo dentro de mis ojos. Cambiaba, un rostro moviéndose en cualquier dirección y con toda suerte de gesticulaciones, aunque privaba la serenidad Sí, ayer hablé de ti. Necesitaba hacerlo, te tenía en la mente y evocarte me provocaba una sonrisa Como si te hubiese visto todo el tiempo Como si nunca te hubieras ido Bailaron mis sentidos un tierno vals lento, muy lento Seguía sonriendo, podía notarlo. Lo notaron. Todos los ruidos desaparecieron No había nada más Continuación de todo Sin final y sin más te apareciste Era como si comenzara una función y todo se concentrara en ella Como si la luna estuviese todos los días visible Como si las olas del mar enseñaran su linda espuma, pero en absoluto silencio. Todo lo llenaba esa presencia tuya tan eterna como etérea Te sentía presente y palpable, por eso tenía que hablar de ti. Palpable sin tocar, evocadora sensación. Una manera milagrosa de tocar, de tocarte. De no tocarte y tenerte. Tener