UN HOMBRE NOMÁS
¿El dolor despierta el alma, o la adormece? Caminaba descalzo por la playa, los pantalones enrollados a media pierna. El agua del mar igual lo mojaba y parecía no importarle, su andar era inconstante, a menudo llevaba el antebrazo hacia su frente, como un lamento. No le pude ver los ojos, los imaginaba y me daba un escalofrío. Dejaba sus huellas, algunas quedaban por allí y otras el mar las deshacía, esto me recordaba que todo se va y todo regresa, todos los ciclos se cumplen. Y seguía, y seguía. El gesto del antebrazo sobre su frente lo repetía. Alguna huella se resistía a ser borrada, se resistía y dejaba señas como diciendo que algo que se impregnó con tanta fuerza, salido de un ser, no podía irse así... y ya! ¿Cuántas horas habrían pasado? Ya oscurecía, ese parecía ser SU mundo y pertenecerle solamente a él, cuando en realidad parecía reclamar a las estrellas justamente un sentido de pertenencia. Su camisa estaba desacomodada. Una camisa azul celeste a rayas, por u...