SE FUE OTRA VEZ
Clarissa y su amor, qué amor el de Clarissa. Soñaba con amor, soñaba con amar. Amor amar, amar amor. Ella desde muy pronto en su despertar de mujer, muy jovencita, miraba al Cielo desde su ventana y preguntaba a Dios, "Dios mío, dónde está el amor para mí? En qué rincón se esconde? Quién va a ser -el amor-? El chico del suéter azul El amor para Clarissa tenía una connotación casi sagrada. Era sagrado. Una amiga la riñió en una ocasión. No importaba, ella era así y así quería ser. Si el amor no llegaba, ella no sería de nadie. ¿Que exageraba? Ella no lo sentía así, y era fiel a sus ideas y sentimientos. El amor para Clarissa debía ser algo tan especial y tan diferente, tan único y tan mágico, que imaginar estar frente a unos ojos que la miraran de esa forma que sólo el amor podía dictar, la hacía estremecer. Sentimiento puro Al paso del tiempo, llegó el chico del suéter azul. Ella supo que era él, lo supo de inmediato. Él era el amor. Él era, y lo miraba pasar y se volvía a est