JUAN Y JULIA NUNCA SUPIERON CÓMO
August Strindberg, autor. Escribió "La Señorita Julia" y fue adaptada a diferentes puestas teatrales y a la cinematografía. Es un autor sueco del siglo XXI, considerado autor de la crueldad y el absurdo. Y en esta obra, La Señorita Julia, se pueden apreciar bien estas dos características.
La Compañía Nacional de Teatro de México ha apostado por traer a este HOY historias de otro momento, pero que podrían ser atemporales. O bien, traerse al momento actual. ¿Cómo? Identificando coincidencias... Nada difícil adaptar cuestiones de siempre. Inevitablemente, las relaciones humanas conllevan una crueldad cuando se enfrentan diferentes "clases sociales", cada una con sus realidades y sus calamidades propias e innegables.
¿Cómo buscar encajar en un mundo, en una sociedad dominada por las "diferencias"? Sucedió, sucede y sucederá por más apertura que se procure, por más logros alcanzados. Pero esto, esto va más allá. Aunque la mujer haya logrado romper muchos esquemas en el tiempo actual, las ataduras que percibo en esta puesta en escena son del interior, de esos infiernos guardados muy adentro de los seres humanos inherentes a su entorno y a la grave dificultad para romper barreras aún en el mundo de hoy, cuando de dilemas que oprimen se trata.
"Es una obra fuerte"... Me dijeron. Fuerte, pueden ser muchas cosas. En este caso se referían, pude notar, a las escenas relacionadas con la intimidad sexual. Para mí, va mucho más allá de todo eso. Fuerte y estrujante es vivir atrapados. Un mundo de donde no se puede salir a pesar de la dificultad de vivir en una pesadilla. No puede salir el pobre, no puede salir el rico. Los dos tienen sus prisiones, ambas amargas y ambas paralizantes.
¡Qué importa que en la sala se apaguen las luces y se escuchen ruidos, gemidos, gritos desgarradores hasta llegar a un orgasmo! Poco puede importar, son unos minutos tras los cuales los personajes se vuelven a vestir de sí mismos y a no poder escapar de sus cárceles, ya que las llevan en sí mismos, y a un enorme vacío.
La guerra interior es una daga clavada de una manera constante, se trata de olvidar en ciertas ocasiones, como podría ser una celebración de Año Nuevo bajo el aturdimiento del alcohol y de una música ruidosa, a su compás mover los cuerpos en una danza evasiva que termina por rendir al mismo cansancio tanto físico como de una realidad existencial para llegar a la imposibilidad de liberación. Ni el pobre con su pobreza, ni el rico con sus posesiones materiales pueden salir de las realidades que dieron inicio a sus vidas.
Fotografía de la Compañía Nacional de Teatro, página de Facebook |
Fotografía de la Compañía Nacional de Teatro, su página de Facebook |
Otro esfuerzo de esta Compañía Nacional de Teatro que tanto nos brinda con esos maravillosos trabajos, llenos de talento y sensibilidad.
¡QUE VIVA EL TEATRO!
Hola, Maty, una obra rompedora y atrevisa, pero... ¿por qué no? Si quiere hacer una puesta en escena como la que cuentas, pues que lo haga, estamos en el siglo XXI y si que hay que mostrar la realidad de la vida pues se muestra, sea lo dura que sea... Además, como cuentas, quiere reflexionar sobre la sociedad, sobre la mujer, sobre las clases sociales, etc., para que la gente reflexione, a veces, se tiene que ser duro, no queda otra... No sé allí, pero aquí los anuncios de la Dirección General de Trafico son muy duros, muestran accidentes casi reales para que cale bien hondo y la gente respete las normas de circulación (ni por esas...).
ResponderBorrarGracias por tu reseña de la obra y por tu reflexión.
Un abrazo. :)
Muchas gracias querida Merche. Sí,¡tomar conciencia de tantas cosas! Te dejo un abrazote.
BorrarHola Maty, muy buena reseña de esta puesta en escena. Me da risa cómo todavía la representación de situaciones "íntimas" escandaliza e incluso tiene más peso la crítica hacia esos aspectos de una obra que al fondo de la misma obra. Gracias por tus atinados comentarios y por compartir. Abrazos.
ResponderBorrarGracias a ti Ana! Sí, estas cosas aún escandalizan. Es una obra excelente, pero el morbo por los desnudos y esas situaciones íntimas "jala" mucha audiencia y se distraen un poco de lo substancial.
BorrarMuchas gracias Ana, un fuerte abrazo.
Gracias Maty por traer estas reseñas de teatro, muy bien escritas y que queda clara la obra, sobre todo para mí que llevo siglos sin a él, por donde vivo eso no existe, me alegra mucho que las compartas, abrazo bien grandote, Themis
ResponderBorrarGracias a ti Themis por estar aquí, qué bueno que te gustó! Abrazo grande y cafetero. 🤗
BorrarHola Maty, coincido con Merche, estamos en pleno siglo XXI y si la puesta en escena es como la vida misma, pues adelante que ya somos mayorcitos y hay que romper esquemas para mostrar los avatares de estos tiempos convulsos y qué importa como bien señalas si en la sala se apaguen las luces y se escuchan ruidos, gemidos, o gritos desgarradores hasta llegar a un orgasmo!
ResponderBorrarEsta frase me ha calado hondo...
La guerra interior es una daga clavada de una manera constante...
Un fuerte abrazo
Muchas muchas gracias por tu comentario Nuria. Y sí, son los tiempos que estamos viviendo. Pero la realidad del interior de cada uno de estos seres es más apabullante aún.
ResponderBorrarAunque no puedo ver esa versión, buscaré otras que están disponibles en la red. Un abrazo Maty
ResponderBorrarGran esfuerzo y trabajo el que nos ofrece la Compañía de teatro que hoy nos ofreces. Fabuloso como siempre, Maty. ¡Un abrazo gigante!
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