LOS VIEJOS MUROS HABLAN

 

Todo comienza, todo termina. Irremediablemente durante el transcurso, durante los pasos dados,   surgen transformaciones, imposible no detenerse en ellas. Hay quien las repara, y hay quien repara en ellas (permítaseme el juego de palabras). Hay para quien son estropicios, hay quienes les encuentran una razón, un por qué y un significado. Incluso, una belleza dentro de su nueva conformación, la cual es igual de cambiante y sorprendente, y si se le observa con detenimiento, HABLAN, SIN DUDA!!! 

Así de increíble es esta vida con todos sus pormenores. 

En tus muros que ya son cáscara me veo y me encuentro. Entre tanto recoveco todo termina pero también vuelve a comenzar.

Quiero dialogar con un pedacito de ti. En uno solo hay suficientes retos e intrigas, preguntas, respuestas no pedidas. Enigmas, daños y laceraciones. 

Tú quieres dialogar conmigo también. No entiendo cuál es tu propósito, entiendo que en esas grietas están los secretos del mundo y más aún. Entiendo que pareces saberlo todo. Y aún profundizando en tus huecos, se abren otros nuevos que son promesa de un nuevo terror, de un nuevo temor, de más incertidumbre y de NADA en su expresión más auténtica de vacío.

Te digo: 

Soy como quiero ser. Sol y luna, claroscuros convenientes, necesarios y totales e inevitables. Contradicciones, como tú. Estoy aquí porque me intrigas, me dices mucho y lo quiero descifrar. No te molestas en hablar ni tienes por qué hacerlo. Está dicho todo en tus resquebrajos tan marcados y acentuados. ¿De cuánto tiempo hablamos? ¡A saber! ¿Qué más da? Eso es tan relativo como secundario. 

Y tú me respondes llevándome la contraria, diciéndome que tu edad es la razón de tanta deformidad, de tanto cambio. 

En unas grietas está la soledad, en otras la promesa de una aventura y en otras la intriga total. Cansancio puro, puro cansancio pensando que si alguien llega a terminar lo que el tiempo inició será un crimen. O, ¿quizás un alivio?

El humano cree que dando una pincelada y tumbando muros se arregla todo, cuando queda la huella indeleble de las lastimadas y de los desquebrantos y que nadie jamás los podrá aniquilar. 

De nuevo te digo que si estoy aquí es porque me importas, me interesa tu historia, no pasas desapercibido para mí. Que aunque parezca retrógrada me niego a que quiten tus lamentos, nada podría hacerlo por más que lo intentaran.

Sigamos pues aquí, mientras tanto. Después...

¡Después es una intriga total! Nadie puede saber lo que ocurrirá, nadie. Por eso, muro viejo, sígueme hablando mientras tanto. Tu tiempo es mi pasión, tus trazos únicos el lenguaje que siempre querré descifrar, tu lenguaje callado, me dice tanto! 

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