AHORA LUCÍA ES UN ÁNGEL

 


Lucía, Lucía, cuánto pesar el no tenerte ya aquí. En un paraje así de borroso te hallaron, mas ya no eras tú. 


¡Por qué, Lucía! ¡Por qué! 


No, nadie tiene derecho a juzgarte. Fuiste nada más que una víctima de la vida. La vida, que para unos es de una forma, para otros es diferente. ¿Y quién puede decir nada ante eso?


 Llevaba  muchos años consumiéndome, apenas lo notaron. Apenas, apenitas. Mi caminar era lento, no había fuerzas pero no en las piernas: en el alma. Sonreía, pero lo que me carcomía estaba muy adentro


¿Puedes decirme qué fue lo que te pasó? ¿Puedo ayudarte en algo? ¡Te hubiese abrazado, te hubiese arropado, pudimos hacer tantas cosas juntas. ¡Si hubieses pedido ayuda! 



 Mis  ojos perdidos eran la palidez que nadie supo ver. La vida es así! Cada uno estaba ocupado en sus cosas. Pero yo no podía ver más allá. No había colores a mi alrededor, ni siquiera un gris mortesino, todo era negro. Negro. Más negro que la noche.




¡Pero pudimos hacer tanto Lucía, niña! ¡Julio te tenía tanto cariño¡ ¿Sabes lo que él veía en ti? Una "sonrisa fácil", una broma pronta para hacernos sentir bien a todos. Eras dulce, cariñosa. ¡Dime qué fue lo que te pasó! 



¿Acaso crees que lo tengo nítido? ¿Acaso crees que yo podía pensar con claridad? De pronto todo eran voces en tropel y dentro de mi cabeza un ruido sin sentido, la nada. No  había camino ni para atrás ni para adelante, sólo me sabía el recorrido hacia el río. 

 



Sí, tres días antes de aquello te encontraron justamente en el río. ¡Cómo no lo pensamos, cómo nadie se dio cuenta!



Eso no hubiera hecho ninguna diferencia. Lo iba a hacer, más tarde o más temprano. Me iba a ir porque ya no podía estar aquí, porque ya no pertenecía a nada ni a nadie. Ni siquiera a mí misma. Quería que todo se terminara, quería no sentir nada, quería no saber nada. No sabes lo apabullante que puede ser el vacío. La nada sin remedio. 



Pero te buscamos todos, tres días que fueron terribles, al avanzar las horas pensábamos lo peor. Aún así, queríamos mantener una esperanza. 



Ahora ya saben dónde estoy. Aquí ya no hay dolor. Aquí hay paz, se terminó mi tormento. No es que yo eligiera eso, es que no había posibilidad de decidir. No se abría ningún camino. No te puedo explicar más, es que sencillamente no puedo. Es que no tengo idea. Sólo sé que estaba el río. Estaba limpio, con buen olor y buen color. Pero si hubiese estado lleno de barro, daba lo mismo. No se me ocurrió otra forma. Ese río que todos ven majestuoso y cantarín era para mí, era mi lugar, todo mío. Mi única cosa segura.  Pero lo veía negro. Era un río negro. Los árboles estaban negros, las piedras estaban negras, las aguas también. Y no creas, dentro de todo había temor, pero más grande era el miedo de enfrentar lo que ya no podía. Comprende, no hay nada peor que lo que yo sentía. Ojalá que tú no lo sientas nunca. Y ni siquiera lo puedo explicar. No me juzguen, no lloren. Ahora es que estoy bien. Yo quería estar aquí donde estoy ahora. Aquí todo es mejor, aquí es para siempre. 


La vida que muchos aman de corazón, no es igual para todos. Esa actitud positiva de la que tantos hablan, no existe para muchos. Son solamente palabras, ideas, ilusiones. Hay gente que no puede entender ni media palabra de todas esas maravillas que se dicen. Hay gente para la que nada tiene sentido. Es un horror que no se puede comprender, que no se puede siquiera explicar. Hay guerras, muertos por la pandemia, gente que sufre hambruna, matanzas a cada rato, el crimen organizado cobrando cada vez más víctimas. Inundaciones y deslaves en época de lluvias y los afortunados que tienen una casa bien construida. Y la gente suele decir "eres bienaventurado, mira cuánta desgracia hay por allí". Pero esas palabras no tienen ningún sentido para aquellos que viven un desasosiego que no se puede describir, sencillamente no se puede. La vida no es igual para todos, no todos ven los mismos colores ni se mueven al mismo ritmo. 


Para todos aquellos que no lo lograron, vaya un puñado de empatía y sobre todo, de mucho amor. Para los que son ahora unos ángeles, tal como Lucía lo es. Luz y Amor para ellos. 






Este es un caso real. Tan triste como todos los que se llegan a dar. Si tienes cerca de ti a alguien que padezca una DEPRESIÓN SEVERA, no lo dejes pasar. 

Comentarios

  1. Una realidad tristísima que hay que visibilizar y no hacer de ella un tabú. Precioso texto, Maty.

    ResponderBorrar
  2. Esto es triste. Lo que me gustó fue tu fórmula de dos narradores.

    ResponderBorrar
  3. Muy triste y existe, excelente manera para detallar momentos idos y vividos.

    ResponderBorrar
  4. Una realidad que no deja indiferente, solo pensar y me invade una enorme tristeza, pues es un hecho real y una siente mucha impotencia, porque por desgracia sucede. Un beso Maty💐

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por ser empática ante esto querida Mar. Un abrazo inmenso.

      Borrar
  5. Muchas veces es difícil de detectar los casos de depresión. Saludos y buen fin de semana.

    ResponderBorrar
  6. Una historia real que refleja perfectamente el sufrimiento de las personas que padecen la enfermedad y que no son comprendidos. Has utilizado un recurso fabuloso, el diálogo para que entendamos a Lucía. Un fuerte abrazo, Maty! Gracias por visibilizar con tanto respeto, empatía y cariño este tema.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por pensar en ellos. Un abrazo grande querida Mayte 🤗

      Borrar
  7. Hola Maty, una entrada muy buena donde has echado mano un poco de la psicología para tratar de entender por qué algunas personas no pueden ver lo "positivo" o la "belleza" de la vida y acaban tomando su vida. Me ha gustado mucho como alternas las voces. Un relato para la reflexión. Saludos.

    ResponderBorrar
  8. Fuerte y duro este relato, que va llevándote a través de esa mente que no se puede sentir en este plano y busca irse a otro, gracias por mostrar con tanta claridad esos pensamientos que llevan a ese descenlace, un abrazo grande

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a ti (ahora sé que eres Themis por lo que leí en Bloguers.net
      Es muy triste esto, pero callar que está sucediendo, es peor. Abrazo y beso 🌹

      Borrar
  9. Un relato que sobrecoge, Maty. Más, sabiendo que detrás hay una historia real. Qué importante es entender ese mensaje que transmites a través de él. A veces nos gusta creer que hay desesperaciones más justificables que otras, que si una persona vive en un país en el que no hay guerra, tiene un trabajo, un techo bajo el que vivir y una familia de la que preocuparse esa persona no tiene derecho a quejarse de su vida, a sentirse vacía, a pensar que está de más en este mundo. Confundimos tantas veces el tener con el ser...
    Todos tenemos derecho a sentirnos vacíos por el motivo que sea y no es culpa de los demás cuando una persona decide poner punto final a su vida. Simplemente, no podemos estar en la mente de nadie, por más que lo intentemos y, a veces, se da la circunstancia de que las personas que se sienten más de vuelta de todo son las que mejor disimulan su estado de ánimo ante las demás. Por eso, cuando deciden irse, dejan tras de sí tanto dolor, porque para mucha gente resultaron ser seres especiales.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Estrella, mejor dicho, imposible. Sí, el ser humano siempre se siente capaz de dictaminar hasta lo que sentimos los demás. De lo que debo o no debe ser, eso es patético y hace un dúo fatídico con la indiferencia. Y es verdad, olvidamos que vinimos a SER y no a TENER.
      Es muy lindo y comprometido tu comentario, lo cual te agradezco mucho.
      Y... Se trató de una prima de mi esposo.
      Te abrazo con fuerza 🌷

      Borrar
  10. No tengo palabras para describir lo que he sentido leyéndote. Los pelos como escarpias tengo. Mucha, mucha fuerza!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Tus comentarios son muy valiosos, te agradezco mucho que estés aquí y me pongas unas líneas. Gracias siempre!

Entradas más populares de este blog

LUCES Y MÁS LUCES

Me presento, mucho gusto!

VÁLVULA DE ESCAPE