LA AMADA SE FUE

 Jamás pudo imaginarse que esto sucedería. No entiende, no comprende. Es una pesadilla. Voltea para todos lados como un loco sin poder comprender lo que ha pasado. Mi amada se fue mi amada se fue mi amada se fue...  repite sin cesar. Toca su cara, su cabello que cae en su frente completamente desordenado de tanto tocarlo más lo desordena y más se quedan en sus manos muchos de ellos.

Es una desesperación total. Dicen que nada estresa más al ser humano que una pena de amor, que los conflictos de pareja, que un rompimiento amoroso. 

Mi amada se fue... 

Su llanto en verdad conmovía. Sus ojos no hacían más que verter ese líquido salado del llorar. Su dolor era indescriptible. Ella ya no estaba y él no podía entender por qué. Él no supo por qué ocurrió, qué sucedió. Estaban tan felíces! Creía él.  "Nos amamos tanto"....pensaba. No tenía paz, todo el tiempo sentía una opresión en el pecho que no lo dejaba. Su mente: una turbulencia total que tampoco lo dejaba tranquilo. No había claridad en sus pensamientos, era una guerra sin fin.

A ella no dejaba de preocuparle lo que sería de su amor. Ella lo adoraba. Pasó años, muchos... Diciéndole "Aquí estoy!" Y él, no le hacía caso. Lo miraba, mojaba sus labios como una muestra inequívoca de que necesitaba saciar su sed, él... No lo percibía. Daba todo por hecho. Ella era de él, le pertenecía sin duda. Ella era quien siempre estaba allí, él lo daba todo por hecho. Pero en ese preciso momento no pudo más, era como tirarse al agua a salvar a alguien que no sabe nadar. No lo salvas, sino que te hunde con él. Era el momento de salvarse. Y ayudarlo así, por qué no. Quizá sólo con una sacudida de estas dimensiones él podría creer y salir de ese pozo sin fondo en el que se hundía cada día, cada instante más.

El amor no se había terminado, pero sí se había transformado. Y quizá en pos de salvarlo de alguna manera, sin importar tiempos ni espacios, lograra un día... Quizás... quizás, él valorara a esa amada. Quizá sin importar el tiempo que tuviera que transcurrir, quizá...

O quizá, también, este pensamiento era la forma de anestesiar ese dolor tan profundo y tan sin igual que la rompía por dentro.

Cosas del amor