EL FINAL DEL CAMINO

 Las interminables horas del día, las inmisericordes noches de insomnio. El ocaso de la existencia. El dolor de los huesos, el dolor de la vida. La palidez extrema que retrata la falta de todo en su vida. El proceso del "yo" mental. Las profundas ojeras. El tic tac insoportable.





Comienza a ver a quien solía estar con ella. La soledad de sus paredes es realmente agobiante, es como si ellas le hablaran echándole en cara cuán nefasta es ahora su vida. Eso y más detalles lacerantes le hacen ver a quien fuera su esposo sentado tal cual lo hacía en vida. Con sus lentes, su actitud pasiva y su mirada reposada. Pero ya no estaba, ya no. 



Y las horas siguen implacables,  con la lentitud más cruel. 


Huele sus cosas, todo huele a viejo y a gastado. La desolación de su expresión conmueve al más duro. 


Toma un baño. Cuida sus pasos ante la inminente amenaza de una caída que haría aún más cruel su situación. Los tiempos ahora son para cuidarse más, en todos los aspectos. Esos mismos que la hacen más vulnerable, también físicamente. 


Su expresión avanza en deterioro, la terrible soledad y la terrible realidad que vive la están matando.  Duele ver ese rostro carcomido por el tedio, las largas horas de soledad, el cansancio de los años que dejaron huella. 


No es el asunto aquí si hay alguien en su vida, si "alguien debiera", sí "de alguna otra manera pudiera...." . No es el tema de si alguien pudiera, "debiera" hacerse responsable. El asunto es ELLA. ELLA Y SU AQUÍ, SU AHORA.


Abre el refrigerador, cada vez más vacío. Cena lo que quedaba de una lata de atún con unas galletas rancias, cada bocado que lleva a su boca va cargado de hastío. 


Se va la luz, camina aún con más cautela. Por fortuna tiene una vela y logra cambiar el fusible.


Todo transcurre en un silencio que aturde, un silencio que es su tristísima atmósfera.


Tic tac 

Tic tac

Tic tac 


El único ruido: tic tac


Un bote lleno de botones, pareciera una colección. Nadan sus manos entre ellos como en la búsqueda de "no sé qué".


Días, horas... Tic tac, tic tac...


¡Al fin escucha su voz! Su propia voz.  Llama a su hija.  No la encuentra, le deja un mensaje pensando que quizá pudo haberla llamado cuando se fue la luz. Una pizca de ilusión le viene bien. 



Más días, más silencio.


Como por un milagro suena su teléfono, ella brinca, sonríe! Su hija la visitará. Cubre sus ojeras y su espantosa palidez con maquillaje. ¡Se alegra! Su rostro es otro en verdad. 


Es el inevitable ocaso de la vida. Nadie se salva, nadie siempre y cuando no muera joven. De una y otra forma. A veces el ocaso afecta el interior, el alma. A veces, es notorio para todos lo que ocurre.



Después de la visita de su hija todo vuelve a lo mismo. Citas que no se cumplieron

-porque cayó un aguacero

-porque hubo que ir al dentista

-porque esto, porque aquello. 


Pero el día que se maquilló,

el día que dibujó una sonrisa

El día que ella misma escuchó su voz diciendo

"Sí hija, a qué hora vienes"...





Fue una tregua. 



Es el ocaso de su vida, es como le está tocando vivirlo.

Es un otoño muy frío.


🍁🍁🍁🍁🍁






























Comentarios

  1. La triste soledad, esos momentos que nadie desea y sin embargo, cuantos lo padecen. Un escrito que nos deja mucho que pensar y de lo que aprender. Un beso😘

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    1. Muchas gracias querida Mar. Sí, a unos les toca de una forma y a otros de otra, pero la realidad interior solamente cada uno la sabe. Dura etapa. Hay que hacer todo para que sea más llevadera. Hoy escuché a y a actriz mayor decir "yo me llevo muy bien con mi soledad". Eso es fabuloso!
      Te dejo un gran abrazo 🌹🌹🌹

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  2. La soledad en la vejez, una realidad cada vez más frecuente.

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    1. Así de triste es, Federico. Por eso, quien se lleva bien con su soledad, ha ganado.
      Gracias por estar 🤗

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  3. La soledad está bien. El que se siente solo debe estar pasándolo mal. Estar mal acompañado debe ser horrible.

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  4. Hola Maty, has plasmado la realidad que viven muchas personas de la tercera edad, que no tienen quién vea por ellos o han sido de plano descuidados por su propia familia. Es un tema complejo, en los tiempos actuales, las personas solemos vivir más que antes, (cuidados, medicamentos etc.). Si fuera con calidad de vida todo bien, pero a veces es con un deterioro terrible y con necesidad de cuidados extraordinarios. Se da el fenómeno de personas de la tercera edad (60 o más, me parece) cuidando a sus padres ancianos de 85 en adelante. Muchas veces los cuidadores también necesitan cuidados. Pero bueno, es una pena que haya gente viejita abandonada o descuidada. No debería pasar. Gracias por hacernos reflexionar sobre esto querida Maty, te dejo un abrazo.

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    1. Sí que es complejo el tema, Ana. Mucho. Gracias por pasar! Un abrazo.

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  5. Duro bien duro, unos momentos para los cuales nadie se prepara, no creen que puedan llegar, por más que se vean en el afuera, está esa frase tan negadora "a mí no me...", es al otro. Sin embargo, tu escrito da mucho para pensar, para reflexionar, para abrir los ojos y decir, he de tomar conciencia, prepararme, para poder cambiar y abrirme por si llega esos momentos, buscar alternativas o por lo menos saber que existen. Muy bueno, gracias por ello Maty, un abrazo

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    1. Muchas muchas gracias Themis. Sí, es una realidad que mira, no se cumple en quienes mueren jóvenes. Como dices, se necesita una amplia preparación en todos los sentidos tanto para nuestras propias vidas como para la de nuestros seres queridos.
      Te mando un gran abrazo🤗

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