DE MEMORIA Y OLVIDO.

Así decía Juan José Arreola, y tantas y cuántas veces vienen a mi vida estas palabras.

Arreola decía que sin el olvido, recurso inequívocamente necesario de la  mente para sobrevivir, la vida no se podría comprender. Bueno, no se podría ni vivir.

El olvido, el olvido. Nada del cruel "ghosting", esto es otra cosa. Por ser tan real y tan inevitable, es más duro. 

Será porque yo no me olvido, porque cuarenta años no bastan para ello cuando algo graba la memoria, cuando algo queda. Y si queda impertérrito de la otra parte, más cruento. 

La tecnología es la más absoluta maravilla, una bendición que trae cosas maravillosas. Hay que saberla usar, no permitir que ella nos use a nosotros. 

Llegó la tecnología y con ella la esperanza de encontrar a quien en una época mucho significó, mucho me ayudó. ¡Imposible olvidar! Me ayudaba y encima me daba las gracias. Un ángel disfrazado debajo de unas inmensas barbas que eran su identidad y muestra clara de su rebeldía, él servía a Dios de una manera muy particular. 

Otros encuentros fallidos por defunciones... Pero esta barba! Sí, él vivía continuando su servicio fiel a lo que fue su vocación siempre: servir a Dios. 

Era su identidad, también motivo de controversia que le encantaba provocar. En un organismo gubernamental le prohibían tomarse así la fotografía y él se impuso, él defendió su derecho a estar así. Así lo identificaban en ese entonces, así le gustaba y ya! 

Esta barba desapareció de su rostro hace muchos años (algo de lo poco que me dijo). Pero sus ojos me dijeron que era él: la misma expresión cuarenta años después. ¡Se dice fácil! Cuarenta años para mí son como la canción, como ese tango "... que veinte años no es nada". Yo le pongo a esa canción cuarenta en vez de veinte y es lo mismo. Los recuerdos a flor de piel. La nostalgia también, claro. Nostalgia, compasión: sentimientos que pueden ser dañinos cuando de algo nada bueno se trata, pero este no era el caso.  Esto era inofensivo, era puro cariño y agradecimiento. 

Agradezco a mi mente guardarme todo eso como un regalito que me place y complace tanto. Y así de clarito, como si hubiese sido ayer. 

Le agradaban los jóvenes, apenas desarrollarían un sinfin de características que los convertía en una promesa. Había que apoyarlos, ayudarlos a encontrar su moldura para adquirir la forma con la que desmbularían en el trayecto que es esta vida, en este viaje, en este tránsito. 
Adoraba y se enternecía con la inocencia de un niñito que sin pena alguna derramaba con infinita inocencia su jugo en una cafetería. Sí, compartíamos un rico café en esos momentos, un encuentro más en pos de mi bienestar, ese que una situación especial me había hecho perder. 

Se conmovió mucho con mi presencia en su graduación en un centro de estudios de valores humanos, me lo expresó en un cálido y fraternal abrazo.

Un día, partió a su natal Colombia. Intercambiamos correspondencia por un buen tiempo, hasta que no sé qué sucedió.

En una de esas cartas me envió su fotografía para recordarlo siempre. Y sin necesidad de ella lo hubiese hecho, yo guardo el recuerdo.

Esta vez la tecnología bendita me dio otra lección: todos somos diferentes. No todos guardamos lo mismo dentro de nuestro ser. Y en esta ocasión particular me toca seguir guardando ese recuerdo tan vívido y tangible, como lo son esos ramitos de vida que conforman mi arbolito: mi existencia, senderos que se siguen bifurcando tal cual Borges lo dibujó en un cuento, "El Jardín de los Senderos que se Bifurcan".

La vida es así: aquí no hay víctimas ni tampoco culpables, solamente circunstancias. Y esta vez, así ocurrió. No puedo culparlo por no responderme si la causa es el olvido, la mente nos juega toda clase de pasadas. Ya bien me dijo, que no estaba en su mente.


Dios te bendiga siempre, querido Germán. Que tu bondad se siga traduciendo en generosidad para todos los que te rodean, sé que así será. Irremediablemente. 










Comentarios

  1. Como es la mente Maty, grandiosa por guardar recuerdos agradables, amistades que a pesar de la distancia perduran y perdurarán en el tiempo. Los seres buenos siempre nos acompañan. Un abrazo.

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    1. Sí amiga, es así y en todos nosotros opera de manera diferente. Pero es verdad, siempre nos acompañan y es el tesoro más grande. Un abrazo apretado.

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  2. Me encanta la última frase que puso Tinta en las Olas sobre tu escrito: "Los seres buenos siempre nos acompañan". Se aplica perfectamente. Cuánta gente pasa por nuestra vida y no todos dejan huella, pero los que lo hacen aún si después se olvidan (aparentemente) de uno, siempre están de alguna forma con nosotros. Tus escritos siempre nos hacen pensar. Te mando un abrazo

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    1. Muchas gracias por lo que me dices, Ana. Sí, siempre nos acompañan, sea como sea. Abrazo también para ti 🤗

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  3. No, no todos sentimos ni recordamos igual, pero los sentimientos buenos que se transmiten si son de bondad, nos quedan para siempre. Siempre en la vida vamos a encontrar personas diferentes, y cada una aportará a la nuestra un tesoro. Y la tecnología al día de hoy también puede ser de gran ayuda. Bonita entrada, Maty, llena de nobleza y un cariño hacia este Ser que traspasa.

    Un abrazo fuerte:)

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    1. Milaaaaaaa! Qué lindo verte por aquí, mujer! Sí Mila, guardamos tesoros así y es la.maravilla de.la vida. Gracias! Te abrazo muy fuerte, mucho.

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  4. Uy que conmovedora historia. Las personas impactan en nuestra vida aunque ya no nos recuerden . Te mando un beso.

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    1. Gracias siempre! Sí, nos impsctan y aquí se quedan, sin importar lo demás. Besito para ti con abrazo🤗

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  5. Seguro que no te ha olvidado. Yo no olvidó los buenos amigos aunque la vida no nos permita mantener el contacto.

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    1. Pues a ver si logramos que recuerde Federico. Gracias por estar aquí!

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  6. Recuerdo el reencuentro con Anita sobre la que escribiste tan emocionada y que después de tanto tiempo, la descubriste por las redes. Quizás y si tiene que ser, un día cualquiera vuelvas a encontrarte con Juan José...
    Si llevas tiempo no sabes como cambió su vida y todo lo que fue, pero los pasados compartidos siempre permanecerán.
    Un abrazo fuerte, fuerte.

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    1. Sí Luz, calcula si habrán pasado cosas en 40 años! De cualquier manera siempre lo llevo en el corazón. El tiempo dirá. Un abrazo enorme, gigante y otro más.

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  7. Hay personas que nos impactan, y aunque pasen los días, los años y gran parte de nuestra vida, siempre permanecen en nosotros. Los buenos recuerdos son así y las buenas personas sólo se pueden traducir en buenos recuerdos y en seres inolvidables. Es una lástima no poder reencontrarse con ellos. Feliz fin de semana, Maty, un fuerte abrazo!

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    1. Gracias por tu reflexión, Mayte. Sí que es una lástima, pero también una alegría sin límite cuando los encuentros sí se logran.
      Un fuerte abrazo y super lindo domingo!

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