INFIDELIDAD

 La realidad que les tocó vivir a dos amigas. 

No me salen las cuentas, por qué 1 más uno no me da 2?

¿Cómo explicar lo inexplicable?

Sara y Caro se encontraban platicando sobre sus vidas, sobre sus parejas, sus finanzas, sus mundos.  De pronto, sale a colación el tema del SEXO.  ¡A saber cómo podían ser amigas con maneras de pensar y ser tan diferentes! Sara creía en el amor, añoraba al hombre que fue su marido años atrás. Pensaba cómo hacer para atraerlo de nuevo, para que fuese el hombre tierno y cariñoso que ella conoció. Qué fue lo que sucedió, si la rutina acabó con lo lindo que ellos tenían. Qué es lo que necesitaban, qué necesitaba ella para poder remediar la situación, pues siempre estaba dispuesta al diálogo y él no, no como ella. Él era... 

Carolina sufría... Ya no supe que decir, si... ¿Menos? o ¿Más... feliz? Porque lo que a ella le preocupaba era lo material. O sea, si había suficiente y le alcanzaba para sus lujos, no había el menor problema. La duda es, ¿se puede ser feliz solamente por, o con eso? ¿Con "cosas?"

Tenían algo en común, un tema serio que tomaban de muy diferente manera. A las dos, sus maridos les eran infieles. 

Sara, al conocer la primera infidelidad de su esposo, sintió que le arrancaban parte de su ser. ¡Cómo pudo él fallarle cuando ella le había dado lo mejor! Pero lo perdonó. Todo era menos "grave", que perderlo. Ella lo reconquistaría... Pensaba. Ella lograría que el amor naciera de nuevo, pero... Nada. Y no solamente eso: vino otra infidelidad, y otra, y otra. Y lo seguía perdonando mientras lloraba mordiendo su almohada tragándose el dolor más grande que puede sufrir una mujer: la traición, la infidelidad. Sufría imaginándolo con sus amantes, que las había tocado como lo había hecho con ella, que habían compartido fuera de su cama lo que era tan suyo, tan íntimo, tan sagrado. Se rompía la cabeza pensando en los detalles de cada acto,  se martirizaba y no podía evitarlo porque lo había sentido tan suyo después de tantas entregas y de tantos años de convivencia, que jamás pensó que él sería capaz de buscar a otra mujer, de buscar a más mujeres cuando le repitió tanto y tanto que ella llegó para hacerlo un mejor hombre, que con ella su panorama era diferente y que la amaría por siempre. Además, la pareja de Sara era su primer amor, lo cual lo hacía todo más difícil. Lo suyo se estaba convirtiendo en una relación de dependencia quizá por eso, a saber! Quería un amor, un solo amor para toda la vida. Pero la realidad estaba ante ella haciéndola sentir un dolor incomparable. Sencillamente, él volvió a ser el mujeriego empedernido que había sido antes de unirse a ella. Se enamoró, sí. Sentía de parte de ella una entrega absoluta que lo llenó... Por un tiempo. Pero caray, ¡lo mujeriego no se quita! ¿Cómo con una sola mujer, habiendo tantas? Y sí, así platican los "machos" con sus "amigotes" (les llamamos así a sus compañeros de trago, a los simpatizantes de sus estúpidas hazañas, cuando lo mejor del viernes por la noche es la reunión con ellos y platicarles el detalle pormenorizado y asqueroso sobre su última batalla en la cama. Y los otros, con morbo desmedido aplaudían mientras apestaban a alcohol y cigarrillo.)

Caro era otra cosa totalmente diferente: la representación absoluta de la frivolidad. ¡Qué importaba lo que él hiciera afuera, si siempre regresaba a casa a sostenerla y a darle la vida que ella sentía, creía de verdad que se merecía! Le daba exactamente lo mismo. La mayoría de las veces inclusive fingía que no se daba cuenta de nada. O sea, se "hacía de la vista gorda". Y cuando se daba por enterada era porque algo de lo económico no le salía como esperaba y lo chantajeaba con eso. Y así su juego, su vida, su "status", sus fiestas, su sociedad falsa, hipócrita, pero llena de glamour. 

Está muy claro el motivo por el que cada una se unió a su marido. Sara por AMOR,  Caro por comodidad y conveniencia.

Pero esa tarde de plática, esa tarde Sara sintió que algo cambiaba en ella. Esta vez los "consejos" de Caro NO le parecía que fueran atinados. Con todo y que su amiga sabía perfectamente de sus sentimientos, aún intentaba convencerla de "sacar partido a su situación".

De repente Sara se encontraba allí, en ese café con su "gran amiga" Carolina... Sara, sufriendo una especie de metamorfosis. Algo le pasaba y muy especialmente esa tarde. Su interior cambiaba. No, no había sido de un solo golpe: eran desilusiones acumuladas, llanto exacerbado, dolor infinito. Y algo se le fue muriendo mientras algo también nacía en su interior. Empezaba a sentir menos tristeza al haberse enterado de la última infidelidad de ese a quien tanto había amado. Comenzaba a verlo con su realidad tal cual. Esto le venía sucediendo desde tiempo atrás pero nunca fue tan notorio como en ese momento.

Sara se levantó de la silla, le dijo a Carolina que "recordó algo importante que tenía qué hacer". 

Sí, tenía mucho por hacer. Dejar el sufrimiento. 

(El DOLOR ES INEVITABLE, EL SUFRIMIENTO ES OPCIONAL)

Volcar todo ese amor en ella misma. Ella era a la única persona que necesitaba en su vida. La única que estaría con ella misma hasta el final. 

Así que, al ganar la dignidad, ganó EL AMOR.