¿ME QUIERES?
Intentaba un diálogo, por eso se lo preguntaba... "me quieres?" Intentaba descubrir alguna respuesta que le indicara por dónde caminar en su relación. Intentaba poder recuperar algo, sentir que existía aún.
"Dímelo, dímelo así tal cual: me quieres?"
"Sí".
"Yo también te quiero".
"Ah..."
"Pero por qué tan inexpresivo? Has cambiado tanto!"
"Ya vas a empezar..."
"¿Empezar a qué? Solamente estoy platicando, o tratando de hacerlo. Trato de comunicarme. Y si te digo esto es porque no me siento bien. Porque sabes que no me gusta llevar las cosas superficialmente. No me conformo amor, la vida es demasiado corta".
"Ajjj... Ustedes las mujeres cómo se complican la vida. Sírveme otra copa".
Y una lágrima derramaba por su mejillas porque era una de tantas y tantas veces que intentaba un acercamiento. Nada más triste que esa soledad en compañía que vivía. Pero la vida era para VIVIRLA y no solamente para "pasarla".
Él cuando la tuvo, cuando consiguió su conquista, ya dio por sentado todo, todo lo dio por hecho. Así tenía qué ser, qué esforzarse ni qué nada, ya era suya! Y creyó que eso no iba a cambiar nunca.
Ella se había unido a él perdidamente enamorada. Sin pensar en cosas ni casos poco favorecedores para la relación, sus desventajas en relación a tantas cosas! Lo amaba y ya. Nada más le importaba que lo que sucedía dentro de esas cuatro paredes cuando estaban en la intimidad.
No no, ella no se conformó. Era la voluntad de dos personas, no solamente la de ella. "A veces el amor no alcanza"... pensaba. "Yo sola no puedo"... Se lo dijo cantidad de veces a él y parecía que le hablaba a la pared. Qué desesperación! Y lo amaba y lo amaba, pero se fue secando por dentro.
Un día se percató que ya no era la misma. Que sus ilusiones se habían apagado. Que en esa calle de amor que decidió transitar ya sólo encontraba piedras y que sus zapatitos eran muy débiles, así como sus pies. Y entraban las piedras mientras ella más trataba de avanzar, y le hacían cada vez más difícil el dar un paso adelante. Todo lo intentó: hacer de cuenta que la piedrita no era tan rasposa y se acercaba, y acariciaba su cabello. Pero las piedritas se iban juntando. Las sacaba, pero dejaban una marquita.
Salió primero de esa calle del amor y se quedó parada sin saber qué hacer. Le dolía, le dolía mucho. Había otros parajes por allí. Su mente no hilaba un solo pensamiento. Su corazón estaba adormilado y nostálgico, lo único que sucedía es que la callecita de su amor quedó en reparación. No la caminó más.
Qué habrá hecho él? A saber!
En el fondo y aún dentro de su tristeza, sabía que el amor estaba en ella y que ella tendría qué regalárselo a sí misma.
Todo florece de nuevo |
No, no podía dejar que se pasara la vida de esa manera. Su cuerpo y su alma no dieron para más. Cada día contaba, y cada día era una agonía. No, no se conformaba, no quería vivir así.
Que buena decisión, cuando no hay respuesta a esa simple pregunta, lo mejor es tomar la decisión correcta. Besos Maty.
ResponderBorrar¿Verdad que sí Mar? Muchas gracias amiga por siempre estar. Un abrazo 🤗🤗🤗
BorrarYo también me pregunto qué habrá hecho él. Quizás lo está celebrando.
ResponderBorrarJajajaja eres único... Y sí eh? A lo mejor sí, el muy malvado.
Borrar¡Ay! Esa calle del amor en reparación.... Toda una lección de vida este relato. Precioso, Maty.
ResponderBorrarGracias por estar Marta, muchas gracias ⭐
BorrarMuy buen relato, a veces hay que tomar decisiones difíciles pero correctas. Saludos.
ResponderBorrarAsí es Ana, para bien o para mal, pero esperemos que para bien. Saludos y gracias!
BorrarMe encantan las decisiones que dan giros! Al principio es bastante duro darse cuenta de esa soledad y más duro aún dar el paso, pero cuando la decisión está tomada ya todo cambia a tu favor, ya todo es mirar hacia delante y quererse a una misma.
ResponderBorrarGini. @cartasdeunavida1984
Gracias Gini querida, y gracias por tu visita. Y sí, cuesta trabajo pero al final es como dices. Un abrazo! 🌹
BorrarMuchas veces hacer esa pregunta es qué dudas que te quiera.
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