LA MALDICIÓN DE LA TALA DE ÁRBOLES, CRUDA REALIDAD

Las plantas tienen VIDA. En el aserradero, no todo es miel sobre hojuelas. No hay felicidad completa! Cuando el hombre se sirve de la naturaleza, esto tiene sus consecuencias. 


No se puede matar la vida. 





No se puede atentar contra ella sin que tenga consecuencias, a veces caóticas. 

La vida en el campo tiene sus misterios y vericuetos, sus leyendas y sus realidades, verdades y mentiras. Y siempre dentro de ellas, los humanos y lo que tienen qué contarnos. Tanto y tanto! Dentro de sus amores y desamores, de sus respetables creencias la vida corre a otro ritmo y los temores y fantasmas que de alguna manera todos tenemos, ahí en ese lugar misterioso, toman otro matiz.



Tala de árboles



Jacinta se quedó viuda hacía cosa de diez años. Vivía con su perro fiel, Dogo. Quizá le hizo mejor compañía que el propio marido fallecido. Tenía más empatía con ese ser que dejaba todo por estar con ella, dejaba una tarde de sol y una carrera por el plano cuando el sol lo hacía sonreír si es que ella estaba ansiosa o necesitada de su compañía. Él lo sabía, estuviese donde estuviese siempre lo sabía y corría hacia ella. ¡Amor más lindo! Fidelidad absoluta y entrega pura enmedio de una naturaleza hermosa, fiel pero arrogante. Orgullosa, poderosa. 


El aserradero



Jacinta parecía un ser rudo, quizá amargado, pero esto era solamente la apariencia. Ella amaba todo aquello que sus ojos miraban, lo que sus sentidos olían, el aire fresco, el calor a veces insufrible, la lluvia que caía como si fuese el último día.

Ella agradecía la energía que le daba la madre naturaleza y obtenía un estado de salud física y mental de modo natural abrazando a los árboles. Después de la muerte de Bernardo y sus dos hijos, ella pudo vivir el total armonía y coloquio con su verdadero amor: la vida. 



Amor por la vida, por la Naturaleza, por la Madre Tierra


Bernardo, el esposo de Jacinta se sirvió de esa naturaleza. De la misma manera lo hicieron sus hijos. 


No se logra la felicidad y la dicha porque ocurre la maldición del reino vegetal, cuando se tala un árbol que tiene 250 años de vida en las cumbres de los cerros, que protege de las avalanchas y de embates naturales catastróficos. El ser humano llega a abusar de esta otra clase de vida. Si el árbol pudiese hablar, pediría por su vida. Si el árbol pudiese hablar, diría que está ahí con amor y por amor, que se sostiene solo y protege pero ruega, clama porque no se le haga daño, él ayuda a sostener la tierra. Protegen contra las temidas avalanchas, generan un ambiente maravilloso, sombra para los árboles pequeños, oxigenación, vida natural, vida por excelencia. 


Los japoneses demostraron científicamente que las plantas solas se pueden alimentar si les  coloca cerca pequeños tubos de agua con unas llaves diminutas, la planta sola se mueve y abre la llave para irrigarse. Con esto se demuestra que el reino vegetal tiene inteligencia, de la cual el humano abusa. En esta experiencia oriental basada en respeto y amor a la vida, ¡hay tantos descubrimientos!.


Cuando Jacinta quiso por años enteros hacerle entender a Bernardo las bendiciones de vivir en ese lugar de ensueño pero que tiene sus propias reglas, las reglas que marca la Madre Tierra, la Madre Naturaleza, él solamente la escuchaba. Sabía que si talaba un árbol con vida de cientos de años debía sembrar tres y eso sin tener en cuenta lo que tardarían en crecer. Pero así, fabricaba sus muebles. Cada vez que Jacinta veía una obra de arte, como un bello ropero, su alma sangraba pensando en aquel árbol que tanto le había dado desde que ella era muy joven, aún antes de partir a sus dos hijos.


Un día de tormenta Bernardo quedó atrapado entre el árbol que cayó por estar ya lastimado en los intentos de su tala. La tormenta era implacable. Murió al instante.


Los hijos de Jacinta y Bernardo se perdieron un día de avalancha. Las imágenes eran pavorosas, desastre por doquier. Nunca se les encontró.


Jacinta entristeció, pero de alguna manera ya lo presentía. Lo podía sentir. Con la Naturaleza, no se juega. 


El hombre ha abusado, destruyendo un mundo que le ha dado todo, aún más quiso en su arrogancia  obtener de él y lo está matando. La Naturaleza se cansó, sucumbe ante el embate del humano depredador.



La entraña de la tierra








Comentarios

  1. Que bonito Maty y que triste al mismo tiempo, es cierto que la naturaleza está muy castigada por los hombres, ella nos ofrece todo lo necesario para vivir y no se lo agradecemos. Como siempre una historia estupenda. Besos.

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  2. Un escrito lleno de ternura y sabiduría, Maty. Ojalá hubiera más, Jacinta, aún con apariencia ruda, lo que me recuerda que los árboles también la ostentan con elegancia, y son seres vivos con una inteligencia que nunca, el ser humano llegará a entender de verdad. La Madre Tierra sabe, ¡claro que si!
    Que preciosidad, amiga, el relato..., habla de tu sensibilidad.
    Gracias, en nombre de todos, especialmente del mío.
    Un abrazo.

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    1. Mila que bellas palabras y cómo te las agradezco! Un abrazo grande grande. 🌹🌹🌹

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  3. Hola Maty, la naturaleza es sabia, así es y, en este caso, se cobró la vida del que la estaba mancillando. La verdad es que es lo que mejor le pudo pasar a la mujer, tan a gusto a solas con su perrito, si, total, el marido era un mueble más y encima dando por... (ya me entiendes, jeje). Muy buen relato y esperemos que las generaciones futuras sepan proteger la naturaleza porque de lo contrario..., mal vamos... Un abrazo. :)

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    1. Sí que te entiendo Merche 😊.

      Sí, pagó con su vida eso de mancillar algo sagrado. Ay Merche, la vida!

      Un abrazo!

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  4. Hola, Maty, un relato exquisito, sensible, auténtico. Un canto a la vida, la de verdad, la que Jacinta entendía muy bien y por eso podía vivir en total armonía y en un coloquio contínuo su verdadero amor, que era la vida. La vida es amor, pura energía positiva y su destrucción lleva a la muerte. Me ha gustado mucho ese canto a la vida desde la naturaleza, los animales: como ese Dogo sabio y fiel, las personas. También he sentido el dolor y comparto la denuncia de ese maltrato brutal a la naturaleza.
    Tu sensibilidad no puede soportarlo y la mía tampoco.
    Un abrazo inmenso, Maty!

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    1. María querida, noto que estamos en la misma sintonía. Abrazo con mucho cariño. 🌹

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  5. Hola Maty, un relato con un gran mensaje: hay que respetar a la naturaleza. En la vida hay gente como tu protagonista y otros como su marido e hijos difuntos. Creo que hay que reconocer que de alguna forma casi todos somos como los últimos pues nos beneficiamos con esa enorme "matanza", lo correcto sería por ejemplo no comprar muebles de madera, no escribir en hojas de papel... algo muy impráctico sin duda. Estamos inmersos en un sistema económico que se cree dueño de todo, y como dueño, hay que extraer y sacar provecho hasta que se acabe. Es muy triste, eso somos y eso hemos fomentado y tolerado. Uy ya me extendí con esto. Gracias por siempre hacernos pensar. Saludos.

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    1. Jaja está bien que te extiendas, a mí me encanta porque en verdad los puntos que tocas son cruciales. Es todo un tema lo del sistema económico y el poder indagar qué rumbo llevará todo esto.
      Gracias siempre Ana, te dejo un abrazo. 😊

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  6. Sin hacer distinciones, la Naturaleza nos da lecciones y advertencias, y ni con esas.

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  7. Hay un cuento de Roald Dahl en que un personaje medio loco inventa una máquina ultrasensible a cualquier sonido y él enloquece de todo al oír el chillido de los árboles y las plantas al ser cortadas. La naturaleza es tan sabia que nos priva de oír el sonido de las plantas cuando son cortadas.
    Un abrazo, Maty

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    1. Interesante lo que dices doctor Krapp, me eriza la piel. Gracias por venir, un abrazo 😊

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  8. Felicitaciones Maty. Un cuento aleccionador.

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  9. Tomar prestado de la Naturaleza y corresponder en igual medida no está mal, pero el Ser Humano se ha acostumbrado a tomar a raudales sin dar nada a cambio. Aunque hablar se habla mucho...
    Abrazo grande Maty. Como siempre aplausos.

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    1. ¡Cuándo entenderemos los humanos y nos civilizaremos como los animales!
      Gracias Amaia, besos.

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  10. Así es, con la naturaleza no se juega. Y cómo la maltrata el humano. Pero ella es mucho más fuerte, algo que el humano nunca aprende. Ella nos da tanto, que puede en cualquier momento, con su inmensa fuerza, arrebatarnos todo. Bonito relato Maty! Un fuerte abrazo.

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    1. Otro fuerte abrazo para ti de regreso!
      Y sí... No entendemos, no. Qué pena 😿

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  11. Muy buen relato para la concientización, más allá que también hay que tener en cuenta que no solo es responsable aquel que tala los árboles, sino todos aquellos que se benefician con esa tala y que les da mucho gusto comprar y consumir los objetos que de ella se extraen y no siempre tiene remordimientos o es conciente. Gracias Maty, abrazo bien grande

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    1. Es verdad Themis, ellos lo hacen y muchos nos beneficiamos sin conciencia.
      Muchas gracias por pensarlo y decirlo. Un super abrazo! 🌹

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  12. Hola Maty, que buen relato, atentar contra la naturaleza tiene sus consecuencias eso sin duda, y a la larga nos perjudicará y mucho, la naturaleza es necesaria.
    Muy bonito y un gran mensaje.
    Un abrazo!

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    1. Pues es así Dakota, sin duda. Muchas gracias, un abrazo grande 🤗

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  13. Mi amiga del alma mía!!! Siempre tan poeta, siempre tan basta de pensamiento interno, tanta riqueza contenida en tu interior!! admirable, por eso y por más te quiero chsdechsalancimapotencia!!!!

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    1. Jajajajajaja imposible no reconocerte. Yo también te quiero 😊😂🥰

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  14. Maty…

    Este relato tiene algo que no se puede fingir: conciencia viva. No solo habla del daño al entorno, sino del vínculo sagrado entre el ser humano y lo que lo sostiene. Lo has contado desde lo emocional, desde el alma de Jacinta, desde esa sabiduría que no se compra ni se estudia: la que se siente con la piel y con el silencio de los árboles.

    La presencia de Dogo, tan leal y lúcida, contrasta con la ceguera del marido y los hijos. Hay algo profundamente poético en que ella fuera quien escuchaba el lenguaje vegetal, quien sabía que todo lo que respira tiene un pulso, incluso si no lo oímos.

    Tu relato no se queda en denuncia. Es acto de amor, de reparación, de testimonio. Y ese final... ese final que parece una advertencia escrita en la corteza de cada árbol que aún se mantiene en pie. Me ha calado hondo, amiga. Porque tú no escribes solo con palabras. Tú sangras verdad cuando escribes.

    Gracias por regalar un texto así, con tanto de ti, con tanto de lo que ya no se dice y debería gritarse más.

    Y como dice Jacinta: con la Naturaleza no se juega, se cuida, se comparte, se agradece. No somos los únicos, ni los primeros, ni los dueños. Somos parte. Somos más que uno.

    Porque la Pachamama, esa madre que calla pero nunca olvida, sigue latiendo bajo nuestros pies… esperando que volvamos a escucharla. Ojalá lo hagamos a tiempo...

    Un abrazo, amiga...fuerte como un ceibo y tierno como Dogo.

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    1. Miguel, muchas pero muchas gracias por tu análisis, por dedicarme este tiempo. Yo también te mando un abrazo así de fuerte y así de tierno.

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  15. Hola Maty, me parece que es la primera vez que te leo un "cuento-cuento" salido de tu pluma, ¿es así? Bueno, es algo aún más especial porque es un combo: cuento + reflexión y me ha encantado. Coincido en que la destrucción que hacemos con la naturaleza tiene consecuencias. Hay una especie de justicia natural que quizás no se precipite pero de que llega, llega. Me gustó el personaje de Jacinta y de su perro, los pude visualizar, los haces entrañables. Te felicito y te mando un abrazo. ¡Más cuentos de Maty, por favor! Jejeje. Me en-can-tó.

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    1. ¡Muchas gracias Ana! Ya había escrito otros en un inicio, hace ya casi cinco años. Me hiciste reír con lo de "cuento/combo" 😅 . Me encanta que te haya gustado 😊. Abrazos!

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  16. Hola Maty, volver a leer fue un nuevo despertar, una traída nuevamente a la reflexión a entrar en conciencia no solo de los actos de los otros, sino los de nosotros mismos, cuando no respetamos lo que nos rodea, esa vida que emana de los seres vivos, de todos ellos. Los árboles son también nuestra vida, nuestro aire, un día acabaremos todos como el marido y los hijos de Jacinta, la naturaleza tocará a nuestra puerta como insecticida fumigándonos y caeremos como cucarachas, por cientos. Un gusto volverte a leer, abrazo más que grande Themis

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  17. ¡Hola Maty! Haces gala de un tono poético muy emotivo, con un realismo mágico que crea una atmósfera que no abandona ya el relato en ningún momento. La personificación de los árboles y la mención de estudios japoneses sobre la inteligencia vegetal añaden un matiz interesante. La historia de Jacinta es conmovedora, y su vínculo con la naturaleza y su perro Dogo transmite una sensación de autenticidad y pureza.
    El texto destaca por su mensaje de protección del medio natural y su crítica a la depredación humana.
    Está muy lograda la personificación de la naturaleza como un ente vivo, inteligente y con derechos propios. La narrativa convierte a los árboles en seres con voz y propósito, capaces de "clamar" por su vida y proteger el equilibrio natural, lo que refuerza la idea de que la naturaleza no es un recurso inerte, sino una entidad con la que los humanos deben coexistir respetuosamente.
    Me ha gustado mucho.
    Un abrazo.

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  18. Muchas gracias Marcos, muchos saludos.

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